No se exactamente cuando empezó mi interés en la fotografía, tal vez desde niña, en cada ocasión en la que compartimos en familia los recuerdos guardados por mi madre en aquel pequeño veliz; había tantas fotografías... En blanco y negro, otras en sepia y algunas de color (que en aquel entonces eran toda una novedad). Agradables momentos de charla se daban en torno a ellas, cada vez que se encontraba una foto particular, mis padres o mis hermanos hacían comentarios sobre los detalles de aquel día, de la persona, del lugar, de aquella amistad, o de aquella mascota sin igual.
Las emociones brotaban, se expresaban alegrías, ternuras, añoranzas, satisfacciones, incluso tristeza por los lejanos o ausentes. Nos reíamos al observar nuestros cambios de estatura, de moda, de casa, recordando paseos y vacaciones, graduaciones, actividades familiares y escolares, el crecimiento de la familia; a través de aquellas fotos conocimos parte de nuestra historia, nuestras raíces y algunos de nuestros antepasados.
Recuerdos los intentos de mi madre por colocarlas en un álbum, de aquellos de hojas de cartón color negro, muy bonitos de verdad, tenían la portada dura cubierta de piel sujetas por una cinta que remataba en un pequeño moño al frente, las fotos se sujetaban con unas presillas de papel engomado que siempre terminaba por despegarse.
Quizás fue en mi adolescencia cuando recibí como regalo en una Navidad mi primera cámara fotográfica, era una de esas instantáneas, tenia que colocarle unos cubos de plástico en el flash. Como nos divertimos en esa ocasión tomando fotos y fotos de todos los que participamos de aquella reunión familiar, fue motivo de chistes, bromas y risas, aun conservo algunas de esas fotos que con el tiempo se han convertido en maravillosos recuerdos.
Después llegaron a mis manos algunas otras cámaras pequeñas pero muy prácticas, excelentes para capturar esos instantes especiales que no queremos dejar escapar, la mejor de todas fue mi Pentax, con ella realice la memoria de mi labor docente durante varios años, me acompaño en innumerables ocasiones y con su lente especial que permitía un ajuste automático ¡clic! sencillamente, sin ser una experta, tome algunas fotos extraordinarias.
Pero la tecnología evoluciona y ahora estamos en la era de las cámaras digitales, así que los rollos o carretes y los negativos quedaron atrás, el revelado se convirtió en impresión y sería bueno aprender a utilizar los recursos o herramientas que existen hoy en día para editar. Hay que modernizarnos y disfrutar de las facilidades que estos nuevos tiempos nos ofrecen, al igual de la gran cantidad de opciones disponibles para compartir nuestras fotografías.
¿A ustedes les gusta tomar fotos? Tienen alguna idea o sugerencia de...
¿Qué hacer con las cámaras antiguas que ya no se usan?
Me encantaría recibir sus comentarios.