Cuenta la leyenda, que en cierta ocasión,un campesino estaba muy triste porque todas las plantas que cultivaba no daban flores, se le ocurrió entonces preguntar a los demás campesinos, ¿cómo hacían para que sus cultivos dieran flores?, y todos le contestaron cosas diferentes.
Llegó a la conclusión de que no sabía a quien hacerle caso, ¿a quién de todos debía creerle?
Una tarde, contemplando la puesta del sol, le preguntó: ¡Sol, dios del universo! ¿por qué mis
plantas no florecen?
Entonces, el sol le contestó:
-Es que tú, amigo mio, fuiste designado para cumplir con una misión especial.
- ¿qué misión? -preguntó el campesino-;
- Debes cultivar una flor que se parezca a mí,
- y… ¿cómo se llama esa flor? -preguntó nuevamente el campesino-;
- Aún no tiene nombre -dijo el sol-, tu tendrás que nombrarla, pero recuerda... deberás sembrarla con mucho amor.
El campesino trabajo afanosamente poniendo en cada jornada toda la ternura que había en su corazón, el sol observó su amoroso trabajo y quiso ayudarlo acariciando suavemente con sus cálidos rayos a cada una de las semillas que el buen hombre deposito sobre los surcos.
Ocho meses después, el campesino vio ¡cómo toda su parcela estaba cubierta de flores hermosas! y en pleno día, decidió darle gracias al sol, pero éste le contestó:
-Mi querido amigo ¡tu misión no ha terminado!
- ¿No? - preguntó el campesino-,
- Aún te falta ponerle nombre.
- Tienes razón Astro Rey, ese fue el pacto.
El campesino se dio a la tarea de pensar cual sería el nombre perfecto para aquella hermosa flor, le mencionó varios nombres y ninguno le gustó.
Hasta que al fin dijo el buen hombre:
-¡Ya sé!, como siempre esta siguiendo tu luz, se llamará girasol!
-¡Perfecto! - contestó el sol.
Y así mis queridos lectores, en medio de un infinito amor y ternura a la tierra y de la cálida caricia de la luz el sol, es como nació esta bella, muy bella flor, cuyo nombre es Girasol.
Llegó a la conclusión de que no sabía a quien hacerle caso, ¿a quién de todos debía creerle?
Una tarde, contemplando la puesta del sol, le preguntó: ¡Sol, dios del universo! ¿por qué mis
plantas no florecen?
Entonces, el sol le contestó:
-Es que tú, amigo mio, fuiste designado para cumplir con una misión especial.
- ¿qué misión? -preguntó el campesino-;
- Debes cultivar una flor que se parezca a mí,
- y… ¿cómo se llama esa flor? -preguntó nuevamente el campesino-;
- Aún no tiene nombre -dijo el sol-, tu tendrás que nombrarla, pero recuerda... deberás sembrarla con mucho amor.
El campesino trabajo afanosamente poniendo en cada jornada toda la ternura que había en su corazón, el sol observó su amoroso trabajo y quiso ayudarlo acariciando suavemente con sus cálidos rayos a cada una de las semillas que el buen hombre deposito sobre los surcos.
Ocho meses después, el campesino vio ¡cómo toda su parcela estaba cubierta de flores hermosas! y en pleno día, decidió darle gracias al sol, pero éste le contestó:
-Mi querido amigo ¡tu misión no ha terminado!
- ¿No? - preguntó el campesino-,
- Aún te falta ponerle nombre.
- Tienes razón Astro Rey, ese fue el pacto.
El campesino se dio a la tarea de pensar cual sería el nombre perfecto para aquella hermosa flor, le mencionó varios nombres y ninguno le gustó.
Hasta que al fin dijo el buen hombre:
-¡Ya sé!, como siempre esta siguiendo tu luz, se llamará girasol!
-¡Perfecto! - contestó el sol.
Y así mis queridos lectores, en medio de un infinito amor y ternura a la tierra y de la cálida caricia de la luz el sol, es como nació esta bella, muy bella flor, cuyo nombre es Girasol.
HABÍA UNA CONDESA DE MUY TRISTE VIDA QUE PREPARO TODO PARA QUE SU FUNERAL FUERA EL DÍA MAS ALEGRE DE SU VIDA.
ResponderEliminarELLECOCO
http://www.nocuentos.com/cuentos.php
Gracias por la aportación, siempre aníma saber que alguien nos lee.
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