Con
el fin de vivir una vida sana tanto física como mentalmente hay que aprender a
perdonar. El perdón permite a una persona trabajar a través de las heridas y la
amargura que genera el rencor dejando ir todos los elementos negativos. Al adoptar el
perdón física y mentalmente se puede empezar a experimentar la paz, la
esperanza y la alegría, que es el subproducto del perdón.
Aprender
a perdonar no es fácil pero si posible.
Las
consecuencias físicas son muy amplias y serias a la hora de albergar la falta
de perdón. Hay investigaciones científicas reales que están de acuerdo de
manera concluyente que ciertos componentes químicos del cuerpo se alteran
dramáticamente cuando hay resentimiento en el individuo.
Esta
perturbación causa desequilibrios en nuestro organismo y pueden trascender en
cualquiera de las condiciones médicas graves o leves no saludables que se
padezcan. Algunas de estas condiciones pueden escalar a niveles más graves e
incluso de alto riesgo si la falta de perdón no se controla.
Tal
vez sabiendo algunos de los beneficios que se pueden disfrutar si la falta de
perdón está ausente, el individuo estaría más dispuestos a dejar ir los
resentimientos y seguir adelante.
Relaciones
más saludables se pueden fomentar cuando se desarrolla la capacidad de
perdonar. Esto se debe a que la persona que lleva el rencor será capaz de
liberar toda la energía negativa que es dominante en el elemento de la falta de
perdón, y habiendo más espacio en su interior, habrá más lugar para la amistad,
la alegría y la creatividad.
Un
mayor nivel de espiritualidad y bienestar fisiológico se puede lograr, dando
lugar a la serenidad y sentimientos de paz. Médicamente, los niveles de estrés
serán considerablemente más bajos al igual que nuestra presión arterial. Habrá
también menos probables síntomas de depresión, ansiedad o dolores
crónicos.
Aunque
perdonar no es una cosa fácil de hacer, el proceso se facilitara si damos un
paso a la vez. Lo primero es desearlo.
Aceptar conscientemente los hechos, es decir, reconocer que hay una herida que
necesita sanar; no juzgar ni condenar, deje a un lado el dolor y el rechazo al
daño recibido, y de lugar al producto final deseado, que es la capacidad de
obtener los elementos positivos de la compasión y la comprensión.
LLeva su tiempo atemperar el alma para saber darse
ResponderEliminarPrecioso lo que nos regalas
Cariños
Saludos Abuela Ciber. Que gusto su visita. Un cariñoso abrazo y mis mejores deseos para usted y su familia, ahora que iniciamos el 2017.
EliminarHola Diana
ResponderEliminarEs muy cierto todo eso que mencionas pero como hacer si el rencor te ayuda a ser fuerte para no dejar que te humillen nuevamente?
Saludos Anónimo, mi nota es una opinión personal y pienso que el rencor nos enferma, perdonar no precisamente es olvidar, es no juzgar ni condenar a quien nos ofendió, es dejar a un lado el dolor y el rechazo al daño recibido, aprender quizás, pero lo principal es comprender que generalmente detrás de una ofensa hay un gran dolor y temor en el corazón de quien ofende. Hasta pronto.
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ResponderEliminardiana reyes , bien
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