Como es su costumbre, al terminar el sermón dominical el Padre Jacinto despide a sus feligreses en la puerta de la Iglesia.
Tímidamente María Inés se acerca con sus ocho hijos, hace una corta reverencia y le pide su bendición.
- Hay padre, pues que se ha ido a ver a San Eleusipo hasta Roma.
- Ya veo, ya veo, ¿estará cumpliendo alguna manda?
- No Padre, ¿se acuerda que cuando nos casamos no podíamos tener familia?.
- Si que lo recuerdo, yo mismo les aconseje que no perdieran la fe y que le prendieran una veladora con devoción a San Eleusipo que ayuda a las mujeres estériles, pues según cuenta la historia su madre no podía tener hijos, pidió a Dios y obtuvo trillizos.
…Y supongo hija mía, que se ha ido a darle las gracias por lo mucho que los ha bendecido.
- Si Padre, pero por ahora lo mas urgente es a... ¡Apagar la veladora!
Esta simpática historia que me encontré por ahí, ilustra con buen sentido del humor que nunca hay que perder la fe, es cierto, pero además de prender una veladora es necesario buscar soluciones concretas a nuestros problemas.
Ponga atención en las causas y encontrará la solución.
Yo apague la vela cuando llegó el cuarto, el pobre hombre no había podido ahorrar para ir antes a Roma.
ResponderEliminarMi estimado Marcos, que bueno que me visitas, por ahí comentan que una persona sin sentido del humor es como una carreta sin amortiguadores... Se ve sacudida por todas las piedras del camino.
EliminarHasta pronto y que siempre tengas motivos para sonreír.