Recientemente,
releyendo un cuaderno de notas de mi madre me encontré con este poema que me ha
parecido propio compartir en este mes, febrero, mes de los amigos, o más
conocido como el mes del amor y la amistad.
Mi madre
acostumbraba practicar su caligrafía transcribiendo poemas, recetas, canciones
y otras cosas que a ella le gustaban, ese cuadernillo es uno de mis grandes
tesoros, él guarda mucho de su esencia con la que a mí me agrada recordarla.
El perro y
el amigo
Tuve en cierta ocasión que no bendigo
Por el temor de cometer un yerro,
Un amigo meloso como un perro
Y un perro tan leal como un amigo
Aunque contento de los dos, un día
Iracundo y demente,
A mi perro azoté con cobardía,
Injustamente, con pretexto vano;
Pero el noble animal humildemente
Se echó a mis pies y me lamio la mano.
Poco tiempo después el buen amigo
Un favor ME PIDIO, GRANDE Y ROGADO
Que demandaba afecto, estudio y calma.
Lo concedí, mas no bien otorgando,
Se alzó en mi contra y me mordió en el alma.
Desde entonces acá, DIOS me es testigo
Que siempre cauto mi opinión encierro,
Y con gusto o con ira a nadie digo
Ni AMIGO por respeto hacia aquel perro
Ni PERRO por no honrar a aquel amigo.
Mi madre no señala
quien es el autor, por mera curiosidad cultural lo busque en la red sin éxito,
pero si alguien lo sabe agradecería mucho que me proporcionara el dato en la
sección de comentarios que el lector encontrará bajo esta nota. De antemano gracias.
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